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EL INGLÉS, LO DETESTO, PERO ¿ES UNA MONTAÑA DE LOCURA INSUPERABLE?

Pueden haber mil y una razones por las cuales nos hemos visto rechazando el aprender el idioma; ya sea porque en la infancia tuvimos a este típico profesor que solo se preocupaba por que le preguntaras en inglés cuando tenías dudas o querías ir al baño (lo cual no es malo por sí mismo), o porque nunca le vimos la necesidad y nuestros amigos ñoños nos hacían las tareas y con eso bastó para pasar primaria, secundaria o, inclusive, la preparatoria. Sin importar las “razones” que nuestra mente muy audazmente ha confeccionado para nosotros para excusarnos, la verdad es que simplemente no nos gusta, no nos interesa, nos da flojera, fin-... pero, ¿será? Por algo estás aquí, así que no. No es el fin. Es sólo el comienzo.


A lo largo de mi travesía por el lenguaje me he encontrado con un mundo diverso y ventajoso con respecto a mi propio idioma nativo. Aunque no me mal interpretes, el español -siendo cuantificablemente muchísimo más difícil de aprender- fue el parte aguas para mi habilidad de dominar mi segundo lenguaje, el inglés. El aprender el segundo idioma me ayudó inclusive a someter los caballos de fuerza que tiene mi lengua materna. Me doy cuenta de los terribles errores que se pueden cometer debido a la diversidad y flexibilidad que tiene mi propio lenguaje, pues es cómo manejar un Dodge Charger Hellcat Redeye con 717 caballos de fuerza sobre una calle angosta y sinuosa donde simplemente vas a estar chocando a cada rato, tal vez llegues al final, pero como nos malacostumbrados a ese tipo de manejo de nuestro lenguaje, no notamos todas las abolladuras, postes rotos y carros que hemos demolido tras el paso de nuestra apresurada manera de conducirnos con el.


Al avanzar en el dominio del idioma inglés, nuestra mente empieza a cambiar. Poco a poco notamos que algo no está bien en la manera en que nos desenvolvemos al hablar y escribir en nuestra propia lengua materna. Ciertamente logramos avistar nuestro pobre dominio del lenguaje al observar traducciones y doblajes, en mi caso al español; ya que suenan extraños y foráneos ante nuestra propia manera de hablar. Y si bien existen muchos doblajes y traducciones que dejan mucho que desear, la gran mayoría de ellos lo que intentan hacer es presentar una versión mas bien neutra de nuestro lenguaje para lograr una comprensión más universal del idioma, el cual sigue siendo sólo uno, el español.


¿Y todo eso que tiene que ver con nuestra aversión por el inglés? Pues mucho, es sólo una muestra de como el lenguaje, no es simplemente una herramienta como un estetoscopio de doctor, o una llave de mecánico. Es algo mas profundo, que, si se lo permitimos, puede abrir nuestra mente de una manera inesperada y emocionante. Desgraciadamente no domino otros idiomas (al menos no todavía) pero me atrevo a decir que lo mismo sucede con la mayoría de los lenguajes. En particular siento que el inglés tiene cierta versatilidad en su “simpleza”, y por ende, se ha posicionado como el primero en cuanto a su uso alrededor del mundo, solo seguido del español hasta donde recuerdo (no me citen en eso), debido a eso, también ha logrado obtener sabores lingüísticos dependiendo de donde estemos, ya sea Australia, Londres, Escocia, Estados Unidos, Canada, India o inclusive otros países donde uno no imaginaría que también lo dominan como Rwanda o Fiji, aunque siempre podremos utilizar nuestra comprensión neutra del idioma para comunicarnos exitosamente. Un paralelismo que se replica en Latinoamérica con el español aunque creo que la variedad en español es muchísimo mas drástica. Otro punto importante a mencionar es la lectura, la música y la cultura en general. Es increíble como el idioma puede traer connotaciones muy especificas simplemente con utilizar su idioma original, lo sé, lo sé. Estoy entrando en el mundo del típico personaje elitista que pretende ser “purista” al ver todo en su idioma original; y si bien su intención original no es errónea -aunque si su intento desesperado por llamar la atención, eso sí que lo es- el idioma es mucho más que eso; el lenguaje a través de la entonación, el sentimiento, la fonética, la inflexión, inclusive el vocabulario y las palabras correctas, logran enviar un mensaje muy característico que, muchas veces, en otro idioma se pierde.


No soy un gran lector, pero puedo atestar que leer a Howard Philips Lovecraft en inglés es una joya que, en español, si bien es muy válido y funciona, siento que desde mi punto de vista, se pierde un tanto el "sentimiento", ya que utiliza palabras rebuscadas y antiguas, no comunes y gramática avanzada en inglés, que logran evocar el sentimiento Lovecrafiano y ese misticismo que se diluye al traducirse. Ahora bien, no descarto que toda esta perspectiva que describo sea producto de mi propia imparcialidad debido a mi atracción temprana hacia lo desconocido y el horror; pero yo, siendo profesor de inglés por más de casi 10 años, y al haber estado en contacto con el lenguaje por casi 40 años, he logrado encontrar los clásicos“tres grados de separación” -teoría que expresa que cualquier persona, puede ser ligada a otra, con tan sólo tres referencias directas- pero esa idea la implemento en el lenguaje, en mi vida, mis aficiones, etc… logrando así crear conexiones en partes de mi vida aparentemente independientes de si mismas en gran parte de mi vida como el mundo de Lovecraft y obvio el inglés, con alguna película de mi infancia, algún video juego, alguna canción o algún músico e inclusive con personajes ilustres como Elon Musk.